V. Peris describe el momento en que concibió esta colección:
“Tras haber estado contemplando el reflejo del agua en los canales de Venecia, una tarde, ante un escaparate de Via Condotti en Roma, percibí la misma sensación. Pensé: aquí está pasando algo entre el cristal, la calle y lo de dentro, a la vez que te ves reflejado a ti mismo. Es mágico”.
Peris quiere captar ese reflejo, ese “engaño” de la física que permite ver todo al mismo tiempo, incluso a uno mismo, como desde el ojo de un observador imposible, ubicado a ambos lados del reflejo, y donde uno se pregunta de qué lado cae la realidad.
Así que Peris crea una simbiosis de realidad fotográfica-pictórica en el lienzo, en un compenetrado maridaje, al tiempo que despliega un abanico de reflexiones sobre la sensualidad, el comercio del deseo, la moda, la belleza y el misterio erótico de las propias telas que ocultan los cuerpos.